
Todo sobre el imponente Cristo Redentor de Brasil
- Publicado el 23 febrero, 2018
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Si escuchas hablar de Brasil, seguramente, una de las primeras imágenes que llega a tu mente es la del Cristo Redentor. La emblemática estatua es un icono para la cultura brasileña y para el mundo entero, siendo uno de los lugares más visitados por los turistas y su imponencia, la hizo convertirse en 2007, en una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
La magistral escultura estilo Art-Decó, está ubicada en la cima del cerro Corcovado (Parque Nacional de la Tijuca), específicamente a 709 metros sobre el nivel del mar, y desde allí se puede obtener una inolvidable vista de Rio de Janeiro, la localidad que la alberga.
La historia detrás del Cristo Redentor
La referencia por excelencia de los brasileños y de cualquier visitante, es un símbolo religioso al cual los creyentes peregrinan y los no creyentes, igualmente lo visitan por su atractivo turístico, pero lo cierto es que muchos desconocen su historia.
La construcción del Cristo Redentor fue ideada en 1859 por el presbítero católico Pedro María Boss y la Princesa Isabel, pero no fue sino hasta el 4 de Abril de 1922 que se erigió la primera piedra y cuatro años más tarde fue que se inició su construcción. El diseño del pintor Carlos Oswald, originalmente consistía en un Cristo sobre un pedestal que simbolizaba el mundo, llevando la cruz y sosteniendo un globo terrestre en las manos.
Una construcción atípica
Cuando finalmente se inició la obra, estuvo a cargo de ella el arquitecto brasileño Heitor da Silva Costa, durante los cinco años que tomó finalizar la estructura de hormigón, llevada a cabo por el escultor francés Paul Landowski. Sin embargo, la responsabilidad de esculpir el rostro del Cristo Redentor, recayó en el escultor rumano Gheorghe Leonida.
Para el revestimiento del Cristo Redentor, se eligió la esteatita o piedra-jabón, que, a pesar de ser un material débil por rayarse fácilmente incluso con las uñas, tienen la resistencia y durabilidad que buscaban los constructores, pues no se deforma ni le afectan los cambios de temperatura.
La descomunal obra de 38 metros y más de 1.000 toneladas, fue un logro para la época pues nadie murió durante su construcción, a pesar que era algo común en la creación de obras durante aquellos años. Entre sus desafíos estuvo la proporción de la base que no iba acorde al andamio, los fuertes vientos y la particular estructura del Cristo Redentor: la cabeza inclinada y los brazos abiertos al vacío.
El dato curioso
La construcción del Cristo Redentor no se llevó a cabo en Brasil, de hecho, se realizó en Francia y se trasladaron las piezas hasta Río de Janeiro para su montaje, el cual fue poco común, pues iniciaron por la cabeza y se apiló a la inversa. Algo curioso en la obra, es que la estructura es hueca con excepción de las manos y tiene una característica particular: el corazón, bastante realista cabe destacar, lleva dentro una botella con el árbol genealógico del artista responsable y sus familiares, quienes también se involucraron en la creación.
Los aditivos para una obra magnífica
La idea para el día de su inauguración, el 12 de Octubre de 1931, era que sus luces fueran encendidas desde Nápoles (Italia) por el científico Guillermo Marconi, localidad desde donde se emitiría la señal eléctrica a ser retransmitida por una antena en Río de Janeiro, pero las condiciones climáticas dificultaron la hazaña y la solución fue el encendido local.
Como el cerro Corcovado (nombre que hace alusión a una joroba por su forma) ya era un sitio turístico previo a la obra, se creó un tren, que es uno de los métodos para llegar, así como en auto o en buses y la llegada se completa caminando. Igualmente, en 2003 se implementaron escaleras eléctricas para facilitar la llegada, además de 3 elevadores panorámicos.
Desde que llegue a la ciudad de Río podrá ver el Cristo Redentor, pues se encuentra en un punto clave desde el cual da la apariencia visual que el Cristo abraza y protege la Ciudad Maravillosa, como también se conoce Rio de Janeiro.
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